lunes, 19 de abril de 2010

LAS NUEVAS CIUDADES EMERGENTES EN LA PERIFERIA URBANA DE LIMA


En el transcurso de los últimos cincuenta años, el crecimiento vertiginoso y caótico de las ciudades latinoamericanas ha sido fuertemente estimulado por la migración hacia las ciudades desde el campo habitado por campesinos empobrecidos y sin empleo. Ninguna ciudad estaba preparada para recibir tal cantidad de campesinos que buscaban sobrevivir. Todos los servicios colapsaron. Todas las relaciones económicas, políticas y sociales cambiaron notablemente. La débil planeación de origen no fue respetada.
Las viviendas existentes fueron insuficientes para acoger a los recién llegados. El campesinado que llegaba a las ciudades y los más pobres citadinos no tenían dinero para comprar terrenos propicios a la construcción de viviendas. Ellos decidieron entonces ocupar ilegalmente cualquier terreno disponible, generalmente desprovisto de servicios básicos y en la periferia de la ciudad. Así, se producen las primeras invasiones y se forman las primeras barriadas.
Las barriadas, cubriendo progresivamente todos los espacios alrededor de las grandes ciudades latinoamericanas, son la expresión más clara de una población pobre buscando las oportunidades que el sistema económico legal les niega. Los primeros años de una barriada están saturados de pobreza, a veces extrema. Sin embargo, encontramos allí al mismo tiempo muchas experiencias solidarias colectivistas de desarrollo local. Con el transcurso del tiempo, las barriadas se han convertido en el espacio privilegiado de la germinación y la evolución de la economía popular informal, es decir un conjunto de actividades de producción y de comercialización cuya mayor parte se desarrolla fuera de todo esquema legal y donde encontramos a menudo aquellos sectores de la población que se consideran “excluidos” de la modernidad relativa en los países subdesarrollados. Una real solución que los pobres urbanos han encontrado para resolver sus propios problemas.
Después de la fase de consolidación, las antiguas barriadas muestran sobretodo un proceso de individualismo, en oposición al colectivismo inicial, y esto a partir del desarrollo de una economía popular no necesariamente solidaria y más bien muy próxima a los principios de una economía de mercado. Así, este trabajo de investigación tiene como objetivo comprender la transformación de antiguas barriadas en nuevas ciudades emergentes en la periferia urbana de las grandes ciudades del sur, especialmente Lima, la capital peruana. Igualmente, identificaremos y analizaremos los factores que han hecho posible esta transformación. Nuestra investigación considera la experiencia de las barriadas como la emergencia de un “know-how” entre los grupos menos favorecidos de la población y en el contexto de una nueva manera de organizar la economía.

Palabras claves: Barriada - Ciudad emergente – Economía Informal - Economía Popular - Exclusión – Latinoamérica – Lima – Periferia urbana – Perú – Pobreza urbana – Pueblos jóvenes


Entrevista a Dario Enriquez en el programa MAPAMUNDI de Guillermo Giacosa, Agosto 2006

sábado, 10 de abril de 2010

LA ECONOMIA POPULAR EN LOS PAISES DEL SUR (2)

La economía social y solidaria que puede ser parte de la economía popular fue definida en el segundo encuentro internacional sobre la globalización de la solidaridad (Québec, octubre 2001):

La economía social y solidaria está comprometida en la elaboración de respuestas innovadoras a los problemas hechos evidentes por la globalización. Ella participa en la construcción de una nueva manera de vivir y de pensar la economía. Mediante decenas de proyectos, la sociedad civil se reconstruye principalmente por el movimiento asociativo de los países del Norte y del Sur, traduciendo así cada uno a su manera la aspiración de otra globalización […] La economía solidaria se apoya en la cooperación, la ayuda mutua y la acción colectiva. Ella coloca la persona humana en el centro del desarrollo económico y social. La solidaridad en economía reposa sobre un proyecto a la vez económico, político y social, que entraña una nueva manera de hacer política y de establecer las relaciones humanas sobre la base del consenso y del accionar ciudadano (CRDC, 2001, Declaración de Québec, nuestra traducción)

Recordemos que el componente de solidaridad no forma parte necesariamente de todas las actividades de la economía popular. Es el caso de las iniciativas informales individuales y de las pequeñas empresas familiares sin vínculos con organizaciones comunitarias.

En pocas palabras, la economía popular cubre muchas actividades económicas con un carácter más o menos solidario, pero al origen siempre con el objeto de enfrentar el problema de la pobreza extrema. Así, en este contexto, el rol del empresario popular se confirma fundamental en la complejidad del fenómeno de “la otra economía” y más específicamente de la economía popular. Sin embargo, la definición de empresario popular se mantiene difusa a pesar de su utilización frecuente en el mundo de la investigación, de las finanzas del desarrollo e incluso en lo cotidiano. Paul Maquet (2004) hace alusión a las características étnicas y culturales diciendo, por ejemplo, que las empresas populares revelan una distancia sociocultural relativamente pequeña entre el empresario y su fuerza de trabajo, “lo que es nuevo en el Perú, donde el empresario tradicional es blanco, de cultura occidental, y mantiene una relación muy distante con los trabajadores” (p. 7-8). Además, Maquet (2004, p. 9) considera que la percepción que los empresarios populares tienen de la categoría “empresario” no guarda ninguna relación a una situación de clase.

Estos conceptos deben adaptarse a la realidad latinoamericana y más precisamente a la realidad de las barriadas. Según De Soto, la adhesión de ciertos actores sociales a un modelo de desarrollo comunitario sólo durará hasta alcanzar un cierto grado de bienestar, de dinamismo económico y de estabilidad social, lo que implica a su vez dirigirse hacia un proceso llamado de ‘formalización’, a menudo el acceso a la propiedad formal (De Soto, 1986, p. 60-61). Así, en este caso, se trata de iniciativas populares de economía informal y de desarrollo comunitario que, una vez alcanzado un mayor desarrollo, se integran a la lógica de utilidades.

En los inicios de las barriadas, casi todas las actividades populares son extralegales o informales.

El sector informal se presenta también como una solución eficaz a una escasez de empleo o a la carencia de calificaciones suficientes […] el sector informal encuentra una justificación social en la medida que asegura el mantenimiento de actividades tradicionales, confiere a ciertos individuos una función en el seno de la sociedad […] y responde a las necesidades de minorías a menudo ignoradas (Arellano, Gosse y Verna, 1992, p. 43, nuestra traducción).

Según Sarria y Tiribia (2004, p. 183-184), la economía popular jugaría un rol ambiguo puesto que existen ejemplos donde ella “contribuye a la implementación del proyecto neoliberal, basado en la reestructuración productiva y en la flexibilización de las relaciones entre capital y trabajo”; de otro lado, según Núñez (1995), citado por Sarria y Tiribia (2004, p. 184), el hecho de asociarse en organismos de economía popular autogestionaria es “la única manera por la cual los productores-trabajadores-populares, sin convertirse en capitalistas, podrán emprender una estrategia de mercado e intentar competir con el capitalismo y su economía de escala”.

En suma, la economía popular es al principio la consecuencia de una estrategia de sobrevivencia de los sectores excluidos de la sociedad; después, puede convertirse en todo un savoir-faire, y puede encontrar una justificación social para su difusión y casi su perpetuación, a pesar de sus eventuales componentes de “ilegalidad”. Pero también, la economía popular puede convertirse en “la base de un nuevo desarrollo”:

En muchos países del tercer mundo, una parte creciente –y a menudo mayoritaria- de la población trabaja fuera de todo marco legal … el poderoso sector informal de los países pobres del tercer mundo puede ser la base de un nuevo desarrollo (De Soto, 1994, nota del editor, nuestra traducción)

viernes, 9 de abril de 2010

LA ECONOMIA POPULAR EN LOS PAISES DEL SUR

La mayor parte de los sectores populares han sido reagrupados en las barriadas por causa de un complejo fenómeno de segregación espacial en las ciudades del Sur. Ellos despliegan sus energías en actividades productivas y comerciales al fuera de todo marco legal o con algunos pocos componentes “formales”. Ellos se propusieron encontrar una manera propicia de desarrollo familiar y comunitario haciendo frente a un medio metropolitano excluyente. La vida económica en las barriadas de los países del Sur se desarrolla sobre todo por la vía de la economía popular, una suerte de “otra economía”. Teniendo en cuenta las diversas interpretaciones dadas al término “economía popular”, se hace necesario precisar las definiciones y los diferentes términos asociados.

Cattani (2004, p. 1-37) describe varios componentes de aquello que llama “la otra economía”; para él, la economía popular es uno de esos componentes. Es así que el comercio equitativo, el consumo solidario, la economía social, las cooperativas de trabajo, la economía solidaria, la empresa ciudadana, las finanzas solidarias, etc., representan en conjunto aquello que él llama “la alternativa” frente a la economía de la globalización. Sin embargo, la controversia subsiste sobre el verdadero rol de la economía popular en el contexto del mundo post-industrial.

Según Favreau y Fréchette (2002b, p. 83), la emergencia de una economía llamada “popular” se apoya sobre las relaciones entre vecinos y los compromisos asumidos por los pobladores frente al desafío del desarrollo local comunitario; la reciprocidad se confirma como la manera “natural” de afrontar el rigor de las condiciones de vida de una barriada que acaba de formarse. Poco a poco, la evolución de una nueva barriada producirá las instituciones necesarias para su sostenibilidad.

La Cátedra de Investigación Canadiense en Desarrollo de Colectividades (CRDC por sus siglas en francés) da una definición de economía popular muy ligada al desarrollo local:

La noción de economía popular introduce la idea de que hay actividades socioeconómicas (pequeña producción mercantil) que no están inscritas esencialmente en una lógica de utilidades, sino sobre todo en una lógica de subsistencia y de relaciones sociales de reciprocidad (familias y redes vecinales), así como también en una lógica de producción orientada a obtener un excedente, no a partir del capital de un propietario privado, sino del trabajo hecho en común por algunos, a veces muchos, para satisfacer las necesidades básicas de una familia o de un pequeño grupo de trabajadores (CRDC, 2007, nuestra traducción).

En nuestra opinión, la noción de la CRDC no tiene en cuenta la evolución de las empresas populares y su crecimiento, un fenómeno que viene a apoyar la idea de la evolución de las barriadas y la emergencia de nuevas ciudades. En pocas palabras, la noción de la CRDC describe claramente la aparición de un tejido empresarial popular en una barriada donde la lógica de sobrevivencia y subsistencia es dominante, pero no la evolución de esta economía popular hasta convertirse en un importante pilar del desarrollo local.

Por su parte, Sarria y Tiribia (2004, p. 173) proponen una definición de economía popular más amplia que aquellas dadas por Favreau y Fréchette (2002b, p. 83) y Cattani (2004, p. 1-37):

La economía popular es el conjunto de actividades económicas y prácticas sociales desarrolladas por los sectores populares con miras a garantizar, a través de la utilización de su propia fuerza de trabajo y de los recursos naturales disponibles, la satisfacción de las necesidades básicas, tanto materiales como inmateriales (Sarria et Tiribia, 2004, p. 173)